Se hará sólo a casos sospechosos, en centros con capacidad de internación. La disponibilidad de reactivos, el principal conflicto.
La Unión Argentina de Salud (UAS), que nuclea a las principales clínicas, obras sociales y prepagas, que está en condiciones de hacer por cuenta propia los testeos para detectar el coronavirus, sin necesidad de seguir enviando muestras al Malbrán. Según explicaron a Clarín, esto permitirá acelerar los tiempos de diagnóstico y liberar camas del sector privado.
Son los test llamados “PCR”, los que actualmente se usan en Argentina para detectar el Covid-19. Al igual que hasta ahora, los seguirán haciendo a quienes tienen un cuadro clínico que corresponde a la enfermedad. Es decir, que una persona –por más prepaga que tenga- no podrá solicitar que se lo realicen si no presenta los síntomas. “Es un recurso escaso y costoso”, señalan desde el sector privado.
Se realizarán en las clínicas y sanatorios privados con disponibilidad para internación. Estos centros médicos seguirán el protocolo del Ministerio de Salud, como viene haciendo hace semanas, además de los lineamientos de sus propias instituciones.
“Un test hecho a tiempo genera un montón de beneficios”, dice a Clarín Hugo Magonza, director del CEMIC y miembro de la UAS. Menciona el “aprovechamiento de recursos” como el objetivo principal de la medida y sostiene que su intención es “que los recursos que son del Estado los pueda aprovechar el Estado para atender al sistema público”.
Otro objetivo -sigue Magonza- es evitar “hacer dos veces” el estudio. “En las instituciones que tienen los equipos de PCR había que hacer los estudios y después corroborarlos con el Malbrán. Primero los testeabas vos y después tenías que esperar la confirmación del estudio por la red pública”, explica.
“Me parece que no tiene sentido, porque los laboratorios privados también son de muy buena calidad. No hay laboratorios de mala calidad en Argentina. Y la técnica es muy precisa”, opina Magonza. Ante la consulta de Clarín, sin embargo, fuentes sanitarias negaron que se haya duplicado los testeos y explicaron que sólo sucedió con algunas muestras que habían sido examinadas con tests diferentes a los que se usan oficialmente para confirmar casos (los PCR).
El tercer beneficio que menciona es agilizar los resultados. “Hoy tenés una norma que cuando te dice que un paciente tiene todas las características clínicas de enfermedad, lo tenés que hisopar y tenés que tenerlo a resguardo hasta que tenga resultado confirmatorio o negativo”, explica.
“Entonces, si podés hacerlo (el test) y tenés el resultado en el día, podés disponer de esa cama para otros pacientes. Pensando que ahora se viene una demanda muy sostenida de camas. Podés usar ese recurso con un paciente que realmente la necesite. No con uno que a lo mejor está cursando una gripe común, o tiene un resfrío, o se le combinaron los síntomas y parece que tuviera Covid-19 pero no lo tiene”, continúa.
Hasta ahora, “cuando internás a un sospechoso, lo tenés que tener internado entre 3 y 6 días para esperar los resultados”, dice Magonza. Y detalla que “durante esos días no lo tratás como si fuera un paciente sospechoso, lo tratás como si fuera un paciente infectado”.
Asegura que –con la nueva medida- el resultado será mucho más rápido. “Si a las 8 de la mañana te hisopan, hacen una secuenciación del virus durante la mañana, a las 6 de la tarde tenés el resultado. En menos de un día, te podés ir a tu casa o te tienen que internar”.
Luego, el sector privado tiene la obligación de cargar los datos epidemiológicos de los pacientes en un sistema que el Estado tiene disponible. Ambos sectores –público y privado- consideran importante mantener las estadísticas de pacientes diagnosticados y tratados.
Los testeos en el sector privado no serán gratuitos: “Cada kit sale 20 dólares, pero el costo del análisis lo pondrá cada centro. A eso hay que agregarle el recurso humano y lo que considere cada clínica. No habrá un costo uniforme”, explicó Claudio Belocopitt, presidente de la UAS, este lunes en diálogo con Clarín. Y afirmó que una vez que los sanatorios realicen los testeos, serán facturados a las prepagas y obras sociales, según corresponda.
Ante la consulta de cómo es recibido este pago por los miembros de ese sector, Magonza responde que no ve “ningún inconveniente en que paguen” porque “la realidad es que hoy las obras sociales y las prepagas están pagando” los test que se hacen en el sistema privado. Es más, asegura que “le conviene” a una obra social o prepaga no tener internada a una persona entre 3 y 6 días esperando un resultado, ni tratar a una persona como si fuera un infectado cuando no lo es.
Consultados sobre el tema, fuentes de la prepaga Osde –que también es miembro de la UAS- comentaron a este diario que “todo lo que acelere la detección temprana y permita los testeos a mayor cantidad de gente es mejor”.
Cabe aclarar que la nueva medida no contempla solo a las prepagas como OSDE, Swiss Medical o Medicus. El sistema de salud privado es mucho más amplio. Abarca al 70% de la población argentina, es decir, a más de 31 millones de personas. Incluye las obras sociales de camioneros, de OSECAC, de empleados de comercio, de empleadas de limpieza.
La cantidad de reactivos disponibles son, de antemano, el mayor obstáculo. Desde la UAS estiman que hay entre 1.000 y 2.000 en cada clínica. “Ese es un número razonable. Ahora, todo esto va a funcionar bien en tanto los laboratorios nos puedan seguir entregando con normalidad. Es decir, que a mayor demanda nosotros pidamos más reactivos y nos lo entreguen. Por ahora, estamos funcionando con normalidad”, sostienen.
Sin embargo, para Magonza, “el sector privado tiene muy pocos” de estos test disponibles. Comenta que el centro que dirige –CEMIC- cuenta con reactivos, pero que algunas entidades aún no los tienen. Y remarca que “si quisieras hacer un testeo más agresivo, con la cantidad de reactivos que tenemos hoy no podríamos”.
“No hay en el mercado mundial. Y la realidad es que también el Estado compite con nosotros comprando los mismos test que nosotros. Hay un problema de escasez de recursos que no es fácil de resolver”, dice Magonza. “Uno de los proveedores está prácticamente entregándole test al Estado para que pueda cumplir con las necesidades del sector público. Hay algunos laboratorios alternativos que están entregando con cuentagotas. El principal problema acá es conseguir los reactivos”, remarca.
Desde el Ministerio de Salud explicaron a Clarín que -en este contexto de epidemia- el Estado es la primera opción de compra de los reactivos que tienen los laboratorios por tratarse de un insumo crítico. Luego, si queda un remanente de esa producción, son las unidades que las clínicas pueden comprar.
FUENTE: CLARÍN