El Presidente de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de la Provincia de Mendoza, José Sánchez Rivas, publicó un duro comunicado que, según él, refleja la situación que viven las Clínicas y Hospitales privados.
Al respecto de la difícil situación financiera, Sánchez asegura que “viene gestándose en los últimos años con el retraso constante de la actualización de los aranceles por las prestaciones con respecto al incremento de los costos en el área de la salud”.
El profesional señala que los aranceles solo cubren la mitad de los costos y que las entidades privadas no pueden cubrir el resto. ” El gobierno dispuso, como medida paliativa, aportar para el pago de salarios a través de los ATP y luego los REPRO, y de ese modo se pudo sostener la actividad. No obstante, la no actualización de los aranceles creó dependencia a esa ayuda e incertidumbre porque nunca se sabía, exactamente, cuál sería el futuro”, señaló Sánchez.
Por último, el titular de clínicas y hospitales criticó que en lugar de actualizar los aranceles, necesitan los subsidios y por esto quedan suboridinados a esa ayuda estatal. “Entramos al mundo de los subsidiados dependientes de decisiones ajenas. Hoy estamos perdiendo nuestra dignidad y cuando ellos quieran (el gobierno), perderemos nuestras empresas”, cerró el Sánchez Rivas.
La carta completa:
LA DESTRUCCIÓN PLANIFICADA DE LA SALUD PRIVADA
En los últimos tiempos, muchas voces se han alzado a lo largo del país poniendo de relieve la difícil situación económica y financiera de las clínicas y hospitales privados en todas las provincias. De hecho, varios no han tenido más opción que el cierre.
Este presente, que nos lleva al colapso, no surgió súbitamente. Viene gestándose en los últimos años con el retraso constante de la actualización de los aranceles por las prestaciones, a pagar por la seguridad social, con respecto al incremento de los costos en el área de la salud.
En efecto, estudios nacionales revelan que en los últimos tres años los aranceles aumentaron el 50% de lo que escaló el costo de prestar servicios con internación; es decir que de este modo se cubre sólo la mitad de los costos, y las entidades privadas no están en condiciones de absorber el resto.
Obviamente, el 2020 con la pandemia puso dramáticamente de relieve este desfasaje. Más trabajo, mayores costos y menores ingresos tanto por la supresión de actividades programadas (como cirugías) como por el prácticamente nulo incremento de los aranceles.
El gobierno dispuso, como medida paliativa, aportar para el pago de salarios a través de los ATP y luego los REPRO y de ese modo se pudo sostener la actividad. No obstante, la no actualización de los aranceles creó dependencia a esa ayuda e incertidumbre porque nunca se sabía, exactamente, cuál sería el futuro. Hoy vemos con claridad el peligro y la trampa. En lugar de pagarnos por nuestro trabajo lo que corresponde, nos dan subsidios que nos transforman en menesterosos de la ayuda estatal y quedamos sujetos a su voluntad. Entramos al mundo de los subsidiados dependientes de decisiones ajenas.
Hoy estamos perdiendo nuestra dignidad y cuando ellos quieran perderemos nuestras empresas. ¿Es ese el plan? ¿Cuál es el sentido final de esta embestida que disfraza como ayuda un intento de sujeción y control? La única solución es la retribución justa por nuestro trabajo. Es el momento de reaccionar con unidad, inteligencia y firmeza.
El autor es miembro de la Unión Argentina de Salud (UAS) y Presidente de la Confederación Argentina de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (CONFECLISA).
FUENTE: MENDOZA POST