El autor analiza la crisis en el sistema de salud, desde el punto de vista de la gestión.
El hombre de acero es capaz de todo tipo de proeza, es el que todo lo puede, ninguna tarea le resulta imposible, es un paladín de la igualdad y la justicia en la lucha contra el mal. Solo lo afecta la kriptonita.
El otro héroe: la seguridad social, Obras Sociales mutuales y prepagas, que son capaces con los mismos recursos, producto del esfuerzo de la comunidad, atender cualquier servicio que se le pida o agregue, incluso aquellos que ni siquiera son de salud. Todo el tiempo se le pide que de mas con lo mismo como al superhéroe de la ficción.
Ahora además lograron que, con los fondos de los trabajadores, se atiendan a personas que no aportaron, o dar servicios que no están previstos. Todo lo puede el sistema. ¿Cual será su kriptonita? ¿La realidad? ¿Las matemáticas? ¿No será que los fondos son limitados y que todas estas alocadas medidas están destruyendo un sistema construido sacrificadamente por las y los trabajadores?
Porque solamente quienes creen ciegamente en la ficción, pueden pensar que se puede seguir ampliando las coberturas medicas sin incrementar los recursos para solventarlos. Así como en la ficción estos legisladores buenos se ponen el traje de Superman con el calzoncillito arriba del pantalón y sueñan que vuelan y tan poderosos se sienten en su ficción que sueñan con hacer que el sistema de salud privado los acompañe en su vuelo majestuoso. Un consejo para el hombrecito de color acero: no subir a la azotea y lanzarse a volar porque se estrellará. El sistema de salud privado mejor dejarlo en la tierra.
Por Ricardo Lilloy / Presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Salud y Miembro de la Unión Argentina de Salud
FUENTE: MDZ