“Sin aumentos ni alivio estatal, la sostenibilidad económica está amenazada”

El gerente de Relaciones Institucionales de OSDE, Gabriel Barbagallo reclamó una solución al problema del financiamiento del sector que combine incremento de tarifas junto a medidas de reducción del gasto para no trasladar todo el peso inflacionario a los afiliados. La prepaga decidió adelantar pagos a sus prestadores para llevar alivio financiero pero reconoce que eso no es suficiente

La pandemia del coronavirus (Covid- 19) puso en evidencia la relevancia del sistema de salud argentino y la importancia de establecer políticas de acompañamiento a la prestación de los servicios que se multiplicaron en cantidad y complejidad. La situación financiera del sistema privado de salud atraviesa una etapa crítica por el incremento de los servicios y de los costos por inflación y devaluación, sin medidas de alivio.

El gerente de Relaciones Institucionales de OSDE  y presidente de la  Asociación Civil de la Telemedicina de la República Argentina (Actra), Gabriel Barbagallo, sostuvo que “de todos los eslabones de la cadena de valor de la salud privada (prestador – financiador – proveedor), sin dudas el sector prestador fue el más perjudicado. La caída de las prestaciones ambulatorias y las cirugías programadas generó un importante quebranto”.

En una entrevista con BAE Negocios, Barbagallo hizo un diagnóstico de la situación del sistema y puntualizó las medidas que se necesitan para que continúen las prestaciones de calidad (…) y que no se produzca un colapso financiero.

“Durante esos meses de cuarentena estricta, las entidades subsistieron gracias a los distintos instrumentos generados por el gobierno (ATP, IFE; reducción de contribuciones, etc.) Ahora, enero de 2021, sin incremento de aranceles y sin instrumentos estatales de alivio, la sostenibilidad económica está seriamente amenazada”, señaló.

—¿Cuál es la propuesta para hacerle frente al aumento de costos?
—Cuando los números no cierran, quedan dos caminos: aumentar el ingreso o reducir los gastos, sin afectar la calidad del servicio. La medicina prepaga tiene un ingreso regulado por ley y un gasto en el que recaen la inflación, la innovación y las distintas devaluaciones sobre una gran cantidad de productos dolarizados. Si la opción es no autorizar incrementos, habrá que pensar en reducir el gasto prestacional, generando un PMO de crisis y algún seguro que absorba el alto costo de las personas que estén bajo tratamiento o bien reducir la presión fiscal que es muy elevada. El camino para salir de esta crisis coyuntural es mixto, un menú de medidas que contemplen las dos puntas del problema.

—¿Hay posibilidad de que ese pedido de aumento no se traslade al beneficiario directamente?
—Entendiendo las dificultades de la gente, la medicina prepaga aumentó mucho menos que cualquier otro producto o servicio durante el año 2020. Muy por debajo del IPC. Sin otras fuentes de financiamiento, no hay otro camino que trasladarlos a los asociados.

—¿Qué alternativas brindó OSDE a la emergencia sanitaria de las clínicas?
OSDE tradicionalmente paga a 30 días y en muchos casos acordó un pronto pago con las entidades sanatoriales. Por otra parte, se generaron adelantos a cuenta de facturación para los sanatorios a devolver sin intereses que rondaron los 1200 millones de pesos, pero hay que entender que OSDE o la medicina prepaga en su conjunto son una pequeña parte del universo de convenios que tienen los sanatorios privados.

Entidades de salud, en estado crítico

En Argentina existen distintos tipos de entidades de salud: los privados, los de la seguridad social, religiosos, de comunidades o universitarios. Todos ellos tienen distinta cartera, pero todos están pasando por la misma situación crítica. Los “financiadores” de la salud y los  “prestadores “, entendiendo que los primeros abarcan a la medicina prepaga y obras sociales que “contratan” a las clínicas , sanatorios, laboratorios y centros diagnóstico, entre otros, para ofrecer un servicio a sus afiliados. OSDE, por caso, es una obra social de personal de dirección que comercializa los planes de medicina prepaga

Aproximadamente un 70% de la población argentina se atiende en el sector privado contando desde los voluntarios que abonan una cuota de medicina prepaga, hasta el PAMI, pasando por aquellos que tienen aportes de una obra social a través de un trabajo en blanco o monotributo , y el  30% restante se atiende en los hospitales públicos “, detalló Barbagallo.

—¿Cómo cayó la derogación del aumento del 7% por parte del presidente?
—La verdad que con gran sorpresa. Si bien hemos tenido contramarchas, nunca con una norma publicada en el boletín oficial. Actualmente, más que la marcha atrás del aumento, lo que genera incertidumbre es cómo desenrollar el nudo gordiano del desfinanciamiento que se avizora en febrero cuando haya que pagar los sueldos y tal vez, comenzar a afrontar una revisión de las paritarias. El aumento de la medicina prepaga no resuelve el problema ya que, salvo en los grandes centros asistenciales, constituye un porcentaje pequeño de las carteras. En la mayor parte del país las clínicas y sanatorios trabajan principalmente con pacientes de la seguridad social, los institutos provinciales y el PAMI. Asimismo, recordemos que el sector de la salud privada, entre directos en indirectos emplea más de un millón de personas, todas ellas formalizadas por lo que debemos buscar algún instrumento para mejorar también el ingreso de nuestros colaboradores“.

—¿Creen que es necesaria una reforma en el sistema de salud tal y cómo planteó la vicepresidenta?
—Desde las distintas cámaras del sector venimos manifestando desde hace muchos años la necesidad de hacer algunos cambios para mejorar la equidad y hacer a los distintos actores más viables económicamente. Ningún dirigente político expresó deseos de estatización, todo lo contrario. Más allá de la necesidad de reformas, también es justo reconocer que en la pandemia tanto el sector público como el privado han estado a la altura de las circunstancias y con similares resultados que sistemas de otros países más homogéneos y con mejor financiamiento.

—Frente al aumento de los casos y la segunda ola, ¿cree que los sanatorios van a poder afrontarla si no hay cambios o incrementos financieros?
—Va a ser muy difícil, recordemos que muchos de los reclamos y pedidos comenzaron con gobiernos anteriores. Los 10 meses de pandemia generaron agotamiento físico y mental en el personal sanitario y los profesionales. Por eso debemos diferenciar la coyuntura actual, que requiere una rápida solución para superar los próximos dos meses y por otro lado discutir los cambios estructurales necesarios para darle sostenibilidad y previsibilidad a la salud en su conjunto.

—¿Hay riesgo de que los usuarios se queden sin atención?
—El riesgo de desborde está latente, en parte porque en esta segunda ola, los sanatorios ya volvieron a realizar las intervenciones y prácticas que solían hacer y la disponibilidad de camas y tecnología se puede saturar más rápidamente. Una diferencia con los primeros meses es que, debido a la experiencia acumulada, muchos pacientes que al principio eran internados o confinados en hoteles, ahora cursan la evolución de la enfermedad en su domicilio. Pero el riesgo de desborde está presente. Por eso insistimos en el cuidado personal y la responsabilidad social hasta que no se logre un alto porcentaje de inmunidad en la población.

Por Julieta Romero

FUENTE: BAE